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jueves, 31 de enero de 2013

Martin Klimas fotografía la música


Martin Klimas fotografía la música. El artista alemán une música, pintura y fotografía en su proyecto “What Does Music Look Like?” para mostrarnos espectaculares instantáneas que nos permiten visualizar el sonido.
Klimas obtuvo esta impresionante serie fotográfica tras verter pintura de distintos tonos sobre una plataforma asentada sobre dos potentes altavoces. Luego hace sonar diversas melodías y finalmente captura fotografías en alta velocidad de las figuras que forma la pintura al vibrar con la música.




El proceso es largo y complicado. Klimas ha llegado a capturar más mil instantáneas de una misma pieza, en busca del resultado deseado. Equipado con su inseparable Hasselblad, capaz de disparar a una velocidad de 1/7000 segundos, el alemán completó una serie de 212 fotografías finales, cargadas de magia, color y expresividad.




Realizado por: Cristina Aparicio Ariza

Saul Leiter


Pasé gran parte de mi vida siendo ignorado, pero fui feliz así. Ser ignorado es un gran privilegio. Así aprendí a ver lo que los otros no ven y a reaccionar de manera diferente. Simplemente contemplaba el mundo sin esperar nada en concreto”.

Fotógrafo y pintor norteamericano nacido en 1923 cuya obra puede considerarse pionera en el uso del color y en la disposición pictórica de sus composiciones. En muchas ocasiones mezcló sus dos grandes pasiones, pues algunas de sus fotografías están pintadas con acuarela y gouache.

Su contacto con el color empezó muy pronto, en 1948, aunque el peso del blanco y negro siempre ha sido muy importante en sus instantáneas. La fotografía en color de Leiter, es especialmente valiosa si tenemos en cuenta que en esta época, la técnica no contaba con la aceptación de la mayoría de sus coetáneos. La película a color era considerada como la hermana pobre del artístico blanco y negro, y su uso se restringía a la publicidad o a la moda, géneros tenidos por menores, poco creativos. Sin embargo, las instantáneas de Leiter con sus composiciones arriesgadas, sus influencias pictóricas y la tendencia a la abstracción superan con creces cualquier prejuicio previo. Unas fotografías por las que vemos pasar fragmentos de realidad y personas difuminadas.













Leiter reconoce que “es posible que mi trabajo represente una búsqueda de la belleza en los lugares más prosaicos y ordinarios”, teniendo en cuenta que “no tengo ninguna filosofía. Tengo una cámara. Miro a través de ella y hago fotografías. Mis instantáneas son una pequeña parte de lo que veo y de lo que pudiera ser fotografiado. Son fragmentos con posibilidades infinitas”.

Publicado por Beatriz Gama Montero.

lunes, 28 de enero de 2013

David Armstrong

Este mes me gustaría dar a conocer el trabajo de David Armstrong, fotógrafo norteamericano pionero de la fotografía homosexual. Recibió la atención de la crítica por sus fotografías íntimas de hombres, ya sean de sus amantes o amigos, en un enfoque nítido si bien en la década de los noventa comenzó a fotografiar paisajes urbanos de enfoque suave lo que contrastaba con la resolución de sus retratos (Las luces de la calle, las señales de tráfico y los coches se diluyen con un sensual desenfoque)

















Sus fotografías han sido incluidas en numerosas exposiciones colectivas como en la Bienal Whitney de 1995 y en Emotions y Relations en el Hamburger Kunsthalle.

Asimismo David ha sido publicado en Vogue Paris, L’Uomo Vogue, Arena Homme+, GQ, Self Service, Another y Vogue Japón entre otros. Ha realizado campañas publicitarias para una amplia variedad de marcas incluyendo Zegna, Rene Lezard, Kenneth Cole, Burberry, Puma y Barbara Bui.
En el siguiente enlace podéis contemplar su trabajo: David Armstrong

Jorge Alba


Permanecer



Este mes voy a hablar sobre Aitor Ortiz . Es un fotógrafo bilbaíno que desde el 31 de enero presenta sus fotografías en la Sala Canal. La retrospectiva consistente en 50 fotografías la ha titulado Verweilen, un término alemán que significa permanecer, y que para el artista alude a lo descubierto con una mirada minuciosa.

La exposición, comisariada por el editor, crítico de arte y comisario David Barro, incluye piezas correspondientes a diferentes series con las que Ortiz ya ha visitado otros grandes centros como el Guggenheim o el Swedish Museum of Photography (2012). Hay piezas de la serie Desestructuras (1995), en las que mostraba un interés por la arquitectura, centrándose plenamente en la propia forma. También de Modular (2002), a partir de la unión de varias fotografías. De Muros de luz (2006), centrada en el mármol, que aparece como protagonista de escenarios ficticios. Otras de Amorfosis (2007), en la que se mezclan las visiones del material a fotografiar como arquitectura, escultura e instalación. La serie Millau (2008), de imágenes que realizó en el viaducto del Millau sobre el río Tarn, en el sur de Francia. Y Espacio latente (2008) y la última serie, Net, en la que trabaja fotografiando (analógicamente) mallas metálicas y que presenta por primera vez.
Viendo su trabajo descubres que casi todo son desnudos de ciudad, arquitecturas despojadas de cualquier vestimenta o adorno penetradas por la luz, espacios abiertos a la intemperie, deseos de hormigón frustrados, y hasta construcciones prostituidas, abrasadas en una fría madrugada de invierno, marchitadas hasta el derribo, como el edificio Windsor de Madrid. También hay retazos de sensualidad, oquedades, curvas y protuberancias sugerentes… Todo un universo de erotismo arquitectónico en blanco y negro.
Los críticos afirman que la de Ortiz es una mirada deconstructiva, como si mirara a las estructuras con los ojos con los que Jacques Derrida miraba un texto, y rebuscara hasta el átomo en esas edificaciones asépticas y, una vez encontrado el elemento clave, esa fragmento esencial, lo utilizara para construir su propia obra. La arquitectura, a fin de cuentas, no es más que una excusa, un punto de partida circunstancial, un lenguaje con el que hablar.
“Yo no intento documentar la arquitectura sino sugerir otras experiencias desde ella. Lo que me interesa precisamente son esos espacios entre la representación y lo representado. Lo que, si no miramos con intención, no se ve a simple vista”, explica cuando la exposición está en pleno montaje en ese depósito de agua del Canal de Isabel II, ya convertido en una sala circular de cuatro alturas. El espacio parece hecho ad hoc de la muestra, o al revés. Las grandes imágenes, las esculturas y las instalaciones encajan a la perfección en ese cilindro de hormigón por el que se asciende con escaleras de hierro. Hasta el punto de que, como viene siendo habitual en este artista —gran premio de honor de la Bienal de arte de Alejandría (Egipto) y primer premio Villa de Madrid de fotografía—, Ortiz le rinde su particular homenaje.
En la primera planta puede contemplarse una fotografía de la cúpula del depósito y de su imponente estructura metálica radial. En la última, la obra de Ortiz es la misma imagen pero en tamaño real, ya que lo que ha hecho es convertir el suelo en un gigantesco espejo. De tal modo que el visitante verá lo mismo mirando hacia arriba y hacia abajo.
“Trabajar en blanco y negro me genera una distancia, una asepsia para observar las imágenes”, comenta. “Y tampoco quiero que se perciban los elementos arquitectónicos como algo efímero. Estamos viendo hormigón, piedra, pura estructura y la información del color, lejos de aportar algo, contamina y distrae”, asegura.

En conclusión, cuando decimos que Córdoba se nos queda pequeña deberíamos pensar que un buen fotógrafo sabe ver escenas llenas de elementos compositivos que otros no ven.
 
En google: aitor ortiz

Nuria Molina. 












domingo, 27 de enero de 2013

Freddie Young: El fotógrafo de la película Lawrence de Arabia.


Freddie Young (1902-1998) es un director de fotografía inglés que comenzó a trabajar en el cine a los 15 años y que filmó a lo largo de su vida más de 130 películas, como por ejemplo Mogambo (1953) de John Ford,  Cruce de destinos (1956) de George Cukor,  El loco del pelo rojo (1956) de Vincent Minnelli o Sólo se vive dos veces (1967) de la serie de James Bond.

De todas ellas quiero destacar tres películas en las que colaboró con el director David Lean y que le proporcionaron en las tres ocasiones el Oscar a la mejor fotografía,  son las siguientes:

Lawrence de Arabia (1962), Doctor Zhivago (1965) y La hija de Ryan (1970)

La película Lawrence de Arabia está basada en un personaje real: Thomas Edward Lawrence, concretamente en su libro “Los siete pilares de la sabiduría”.  Lawrence era un militar británico que en la primera guerra mundial (1914) fue destinado en El Cairo a la oficina de Inteligencia ya que conocía la zona y el idioma árabe, tenía encomendada la tarea de obtener información y  ayudar a los árabes en  la expulsión de los turcos otomanos ocupantes -en aquel entonces- de la península arábiga.

El protagonista de la película es Peter O’Toole, elegido –sin duda- por el gran parecido físico con el Lawrence original



 Aunque en la cartelera no se pone de manifiesto ese detalle porque tiene un espectacular diseño que deja el rostro en sombras, años más tarde se inspiraría en este diseño el rallye París-Dakar.


 La película (ganadora de 7 Oscar) fue muy innovadora en algunas escenas, como por ejemplo, la filmación de un espejismo desde el que emerge un hombre montado en camello (Omar Sharif) 


También fueron novedad las espectaculares escenas del desierto Wadi Run de arenas rojas situado en Jordania y la banda sonora de Maurice Jarre que lo subrayan, premiada con un Oscar. 

O la siguiente elipsis, en lenguaje cinematográfico una elipsis es un salto en el espacio o el tiempo, recordar en la película 2001 Una odisea en el espacio, cuando el mono tira al aire un hueso y girando se convierte en una nave espacial, pues eso. En este caso, Lawrence apaga una cerilla y se enciende el sol del desierto, aunque esta escena quizá sea más bien mérito de David Lean como director y de la montadora.




En otras ocasiones -como sucede muchas veces en el mundo artístico- es la suerte la que colabora y en una secuencia planificada de descarrilamiento del tren, la acción no sucede como estaba prevista,  pero el resultado es mejor aún,  porque la máquina del tren y el humo se acercan mucho a la cámara.









Doctor Zhivago rodada 3 años más tarde, con el mismo director y con Omar Sharif como protagonista, tuvo como escenarios otro tipo de desiertos, en este caso los nevados, el tratamiento que hizo Freddie Young de la nieve y las gélidas estepas le concedieron un segundo Oscar.


Aunque hay quién no está de acuerdo en el uso de la iluminación expresiva para destacar algún detalle de la escena.


Por último, en La Hija de Ryan, de nuevo en cinemascope y rodada en escenarios naturales en las playas de Irlanda, lo que destaca es la filmación de una tormenta en la costa que casi acaba con el equipo. 







Resumiendo: Son tres películas magníficas que se deben disfrutar en pantalla grande -aunque es difícil en la actualidad- y que tanto Freddie Young como el director David Lean son unos genios del cine.

-Pilar Calzado-