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domingo, 31 de marzo de 2013

Sarah Moon


Sarah Moon encuentra en la realidad su momento, observa minuciosa lo que ocurre e imagina lo que puede llegar a suceder, espera ser sorprendida por los sucesos y crea una atmósfera que solo desde su interior puede llegar a transmitir, ya sea inesperada o preparada elige y compone la escena dejando siempre abierta la posibilidad del azar.


“Siempre he sentido la fotografía como una posibilidad de hacer una puesta en escena, de contar una historia en imágenes. Busco una imagen con un mínimo de información y referencia, una imagen no situada y que pese a todo me hable, que evoque lo que pasó y lo que va a pasar después. Se perfectamente que se puede denunciar esta forma de fotografía pero porque tiene que haber tan solo una forma de fotografiar? Quiero crear imágenes con los elementos que elijo, narrativas o evocativas, mas allá del documento sobre la mujer que lleva un traje. Me doy un marco literario, me cuento una historia. Es el único trampolín que he encontrado para saltar. Por otro lado, la fotografía aplicada me interesa porque me permite el evitar la gratuidad. El contrato entre cliente y fotógrafo me parece totalmente honesto, se me da la oportunidad de hacer imágenes, a condición que presente el producto desde un punto de vista favorable, se me paga para hacerlo y se me facilitan los medios para hacerlo bien. Esto me obliga a seguir una disciplina que necesito. Pues realizo mas fácilmente las cosas cuando estoy obligada. Hacerlas solamente por placer me parece de locos.”




“El instante puede pasar o no. El regalo, que no depende de nosotros. Tan solo podemos esforzarnos para estar listos. Es lo mas duro. El trabajo invertido, la intensidad, la espera, la esperanza no bastan. Nos podemos esforzar inútilmente durante horas y de golpe en tres minutos, en el buen lugar, en el buen momento, justo bajo este punto de vista el azar muestra lo que quería expresar.”







A menudo me digo. Me gustaría hacer una foto en la que no pase nada. Mi sueño sería alcanzar esta depuración. Pero para quitar primero tiene que haber algo. Cuando trabajo con decorados, a veces se me ocurre borrarlos de mi foto, o mezclarlos o usar espejos para que no se sepa ya cual fue el decorado. Me gustaría que quitasen el maquillaje para que nadie se fije en el maquillaje, que quiten las ropas, paso mi tiempo quitando, para que algo me sorprenda, para que no se sepa que estoy en un estudio, con un modelo que he elegido, un decorado sobre el que he discutido durante horas, una luz que hemos preparado durante todo el día. Al final lo que me hace decidirme es la impresión de reconocer algo. Como si de golpe sintiese: -si, es eso- de hecho estas son las palabra que me vienen a la boca. Reconozco algo que sin embargo nunca había visto, que escapa a todas mis construcciones. Como esa foto del vestido de lunares, con la espalda de Susane, Me gusta su pesadez, de golpe me di la vuelta y allí estaba, Eso son los regalos.”



“Tengo miedo de pasar al lado de algo, frente a todas estas condiciones tan laboriosamente reunidas y que mañana ya no estarán. Yo sé que tengo, en mi manera de trabajar, algo de terrorífico con respecto al tiempo. Cuando estoy emocionada por la belleza de una chica, es por lo que tiene de fugitiva, por el sentimiento del instante que hay que capturar. Siento la belleza que pasa y se va, y eso también me desespera a mí, porque me pregunto si he estado a la altura de este privilegio y si he sabido hacer lo que tocaba para dar fe de ello. Nuestra angustia, nuestro sentimiento de culpabilidad, es que sabemos que depende de nosotros, de la mirada que posamos sobre las cosas. No es solo el instante en el que fotografiamos, que es demasiado corto, no solo el día del trabajo, pero toda nuestra existencia de fotógrafos, siempre tenemos este miedo de que haya pasado. Tal vez debería decirme simplemente que no debo estar mucho tiempo sin trabajar, que hay que hacer andar la máquina, que si no anda, no me doy una ocasión de que esto ocurra. Debería aceptar la posibilidad del fracaso, decirme que finalmente no tiene ninguna importancia, que, si no puedo permitirme el fallar un pedido, tengo al menos el derecho de fallar lo que hago para mí misma. Debería decirme: cada día voy a sacar una foto”.



“La luz, es el idioma mismo de la imagen, el primer rol: sorprende, decepciona, sublimiza o desfigura, pero no hay fotografía sin ella”


“A menudo envidio aquellos que saben fotografiar la vida. Yo la rehuyo —empiezo de la nada— no testifico sobre nada- me invento una historia que no cuento, me imagino una situación que no existe- creo un lugar o borro otro, desplazo la luz- desrealizo y luego ensayo[...]”


Libros de Sarah Moon: CoincidencesEncuentros casualesSouvenirs improbables,Sarah MoonInventarioPhoto poche 78:Sarah Moon, en ellos se pueden ver unidos sus trabajos de encargo en el mundo de la moda y la publicidad junto a sus imágenes mas personales. No hace distinción.




Realizado por José Corbacho Martín



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